Rusco (Ruscus aculeatus), ff. 22v-23r
«El rusco tiene las hojas parecidas a las del mirto, pero más anchas; el ápice es agudo y con forma de lanza. Su fruto crece entre las hojas, es redondo, rojo cuando se halla maduro y, por dentro, duro como un hueso. De la raíz nacen unas ramitas de la altura de un codo, flexibles, similares a los de la vid, difíciles de partir; la raíz se parece a la de la grama, y tiene sabor acerbo y amargante. Las hojas y los frutos se beben mezclados con vino para estimular la orina y la menstruación, así como para deshacer los cálculos de la vejiga; alivian la ictericia, la disuria y el dolor de cabeza. El rusco crece en lugares abruptos y escarpados. La raíz, cocida en vino, surte el mismo efecto. Los tallos jóvenes se comen como si fueran espárragos, pero son amargos y diuréticos» (f. 22v).
Esta planta perenne rizomatosa vive en encinares y bosques caducifolios en toda España, Italia, Francia, Gran Bretaña, algunos lugares del centro de Europa y toda la región mediterránea. Sus supuestas hojas son tallos aplanados que acaban en espina, por eso en el medio de ellos brotan las florecillas blancas de donde se produce después el fruto rojizo. El nombre italiano de pungitopo se debe a que se solía proteger la carne con esta planta punzante para que no se la comieran los ratones. Contiene ruscogenina, esteroide de acción antihemorroidal y eficaz contra las varices. Sus brotes tiernos se tomaban como espárragos hasta tiempos recientes, costumbre que ha perdurado al parecer durante siglos. Es, además, planta ornamental en vivo y en seco. También se ha utilizado para hacer escobas.
Ramón Morales
Real Jardín Botánico de Madrid
(Fragmento del libro de estudio del Dioscórides de Cibo y Mattioli)