Con respecto al arco y a las cinco flechas
tan bien adornados de buenas virtudes
con las que se hiere tan suavemente,
vos debierais ser tan fino y certero
como el mismo Amor, que es muy buen arquero,
cuando disparéis vuestras propias flechas.
Incluso debéis tirarlas mejor
una vez que hayáis aprendido el arte.
Puesto que al principio nunca se conoce
en dónde las flechas irán a caer,
dado que, al tirar sin mirar adónde,
pudieran caer en una persona
en la que el arquero nunca reparó.
Roman de la Rose, versos 13061-13073
(Ed. y trad. de Juan Victorio)
Con respecto al arco y a las cinco flechas
tan bien adornados de buenas virtudes
con las que se hiere tan suavemente,
vos debierais ser tan fino y certero
como el mismo Amor, que es muy buen arquero,
cuando disparéis vuestras propias flechas.
Incluso debéis tirarlas mejor
una vez que hayáis aprendido el arte.
Puesto que al principio nunca se conoce
en dónde las flechas irán a caer,
dado que, al tirar sin mirar adónde,
pudieran caer en una persona
en la que el arquero nunca reparó.
Roman de la Rose, versos 13061-13073
(Ed. y trad. de Juan Victorio)