Las liebres de este bucólico cuadro, a pesar de su color pardo y sus largas orejas, presentan una morfología más redonda, parecida a la de los conejos. No obstante, la hembra que se encuentra en el centro del prado salpicado de arbustos solo tiene un par de crías, cosa habitual entre las liebres hembras, pero no en las conejas, cuya fecundidad es bien conocida.
Yves Christe,
Université de Genève