La historia del pozo abandonado se menciona de pasada en el Corán (sura 22, versículo 45) y fue enriquecida por varios autores, entre ellos Kisa’i en las Qisas al-anbiya’ (Narraciones de los profetas), un códice iluminado muy popular perteneciente al reinado de Murad III, como el presente manuscrito. El título de la miniatura alude claramente al pozo abandonado, aunque su relación con la historia no es tan obvia. Un hombre llamado Hanzala se dirigía a La Meca desde el lugar de su tribu en Adén, en la extremidad sudoccidental de la Península Arábiga, cuando tuvo una visión en la que se le ordenaba regresar porque su tribu había empezado a adorar a ídolos. Así lo hizo y predicó a los suyos, pero ellos le dieron muerte, y Dios tomó venganza secando un pozo que era vital para su sustento.
Las malas acciones de la tribu de Hanzala se reflejan en lo que parece ser la ilustración de su castigo, con un hombre que ignora que el cubo que está sacando del pozo contiene una cabeza humana en vez de agua. El fondo del pozo, que puede verse gracias a un corte del terreno, aparece guardado por un genio o yinn con una espada, pero no se entiende qué papel le corresponde en la historia. La escena se enmarca en un paisaje con piedras dispersas en el primer término y los habituales árboles y cerros en el fondo, aunque dominado por una yurta grande y lujosa de fieltro blanco donde aparece otro hombre durmiendo. Tras un montículo asoman la cabeza dos camellos, y a la derecha de la tienda se ven los cuartos delanteros de un caballo y un asno, para subrayar que el pozo se encuentra en un lugar apartado.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)
La historia del pozo abandonado se menciona de pasada en el Corán (sura 22, versículo 45) y fue enriquecida por varios autores, entre ellos Kisa’i en las Qisas al-anbiya’ (Narraciones de los profetas), un códice iluminado muy popular perteneciente al reinado de Murad III, como el presente manuscrito. El título de la miniatura alude claramente al pozo abandonado, aunque su relación con la historia no es tan obvia. Un hombre llamado Hanzala se dirigía a La Meca desde el lugar de su tribu en Adén, en la extremidad sudoccidental de la Península Arábiga, cuando tuvo una visión en la que se le ordenaba regresar porque su tribu había empezado a adorar a ídolos. Así lo hizo y predicó a los suyos, pero ellos le dieron muerte, y Dios tomó venganza secando un pozo que era vital para su sustento.
Las malas acciones de la tribu de Hanzala se reflejan en lo que parece ser la ilustración de su castigo, con un hombre que ignora que el cubo que está sacando del pozo contiene una cabeza humana en vez de agua. El fondo del pozo, que puede verse gracias a un corte del terreno, aparece guardado por un genio o yinn con una espada, pero no se entiende qué papel le corresponde en la historia. La escena se enmarca en un paisaje con piedras dispersas en el primer término y los habituales árboles y cerros en el fondo, aunque dominado por una yurta grande y lujosa de fieltro blanco donde aparece otro hombre durmiendo. Tras un montículo asoman la cabeza dos camellos, y a la derecha de la tienda se ven los cuartos delanteros de un caballo y un asno, para subrayar que el pozo se encuentra en un lugar apartado.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)