Esta miniatura muestra una gran galera otomana que peligra visiblemente en un mar tempestuoso, con la vela hinchada por el huracán y seis tripulantes asustados. Las olas son tan altas que casi alcanzan al balcón de una torre de vigilancia donde otro hombre parece tratar de salvar al barco de un naufragio seguro. En el primer plano, dos peces observan la dramática escena.
La ilustración es ciertamente atractiva, pero no es fácil descubrir su relación con el título, que menciona la presencia de un hechicero a bordo. Desconocemos la fuente literaria de la historia, pero es obvio que la pintura del Kitab al-bulhan (f. 42r) es más congruente con el título, porque en medio de la nave muestra a un personaje con barba y capirote frente a una gran copa de la que se alzan llamaradas humeantes. Es evidente que está ejecutando alguna clase de hechizo o adivinación; otro personaje, tocado con un casco cornudo (posiblemente Alejandro Magno, también conocido como “el de los dos cuernos”) contempla la escena desde arriba. Quizá el artista otomano estuviera familiarizado con la historia, y gracias a su ilustración nos enteramos entonces de que termina con la destrucción de la nave cuando Dios envía un fuerte huracán. Sin embargo, no hay nada que distinga al hechicero a bordo, y tampoco el personaje de la torre lleva un casco con cuernos. Parece más probable, pues, que el pintor no entendiera la historia, como ya hemos visto en otros ejemplos.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)
Esta miniatura muestra una gran galera otomana que peligra visiblemente en un mar tempestuoso, con la vela hinchada por el huracán y seis tripulantes asustados. Las olas son tan altas que casi alcanzan al balcón de una torre de vigilancia donde otro hombre parece tratar de salvar al barco de un naufragio seguro. En el primer plano, dos peces observan la dramática escena.
La ilustración es ciertamente atractiva, pero no es fácil descubrir su relación con el título, que menciona la presencia de un hechicero a bordo. Desconocemos la fuente literaria de la historia, pero es obvio que la pintura del Kitab al-bulhan (f. 42r) es más congruente con el título, porque en medio de la nave muestra a un personaje con barba y capirote frente a una gran copa de la que se alzan llamaradas humeantes. Es evidente que está ejecutando alguna clase de hechizo o adivinación; otro personaje, tocado con un casco cornudo (posiblemente Alejandro Magno, también conocido como “el de los dos cuernos”) contempla la escena desde arriba. Quizá el artista otomano estuviera familiarizado con la historia, y gracias a su ilustración nos enteramos entonces de que termina con la destrucción de la nave cuando Dios envía un fuerte huracán. Sin embargo, no hay nada que distinga al hechicero a bordo, y tampoco el personaje de la torre lleva un casco con cuernos. Parece más probable, pues, que el pintor no entendiera la historia, como ya hemos visto en otros ejemplos.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)