La primera ilustración del códice muestra al comitente de la obra, el sultán Murad III, quien encargó para dos de sus hijas sendos ejemplares de un manuscrito iluminado realizado en Bagdad en la segunda mitad del siglo xiv, el Kitab al-bulhan (Oxford, Bodleian Library, Or. 133. El sultán está sentado con las piernas cruzadas, en el centro no solo de la miniatura, sino también de un estrado, una alfombra a modo de “medallón central”, el aposento y simbólicamente el mundo, en su calidad de padisha o “señor del universo”. Viste lujosamente, con un caftán sin mangas y el gran turbante característico de los sultanes otomanos del siglo xvi. Se ven tres paredes del aposento, alegres y pintadas con una perspectiva rudimentaria. La ventana que el sultán tiene detrás da al jardín florido del palacio; las dos de las paredes laterales permanecen cerradas. El resto del aposento se decora con azulejerías, pintura que imita el mármol, dibujos en azul sobre blanco y tres vidrieras o qamariyyas, con un ciprés central.
De pie ante el sultán, y más abajo del estrado, aparecen dos jenízaros. Uno de ellos sostiene la espada real dentro de una bolsa de tela, y el otro una vasija esférica de oro, con cuello estrecho y tapadera convexa, que si no fuera un mero recipiente para el vino sería probablemente otro símbolo de la soberanía. Dos enanos reales entretienen al sultán, jugando al borde de un estanque alimentado por un surtidor central y seis caños dorados en forma de cabeza de animal.
Pero el punto focal de la miniatura está en la posición de la cabeza de Murad III y lo que hay sobre el escritorio del lado derecho. El sultán contempla absorto, admirado y visiblemente satisfecho, el códice que descansa sobre el cajón abierto del escritorio. En sus dos páginas abiertas se distinguen con claridad sendas ilustraciones con signos del zodiaco y sus decanatos, como las que ocupan los folios 8v a 30v del presente manuscrito. Al lado se ven otros libros, señal del refinamiento del sultán y sus inclinaciones literarias. El escritorio contiene también una caja, alta y dorada, que posiblemente encierra uno de aquellos relojes o ingenios mecánicos a los que tan aficionada era la realeza otomana, y que a menudo solicitaba como regalo a los embajadores europeos en Estambul.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)
La primera ilustración del códice muestra al comitente de la obra, el sultán Murad III, quien encargó para dos de sus hijas sendos ejemplares de un manuscrito iluminado realizado en Bagdad en la segunda mitad del siglo xiv, el Kitab al-bulhan (Oxford, Bodleian Library, Or. 133. El sultán está sentado con las piernas cruzadas, en el centro no solo de la miniatura, sino también de un estrado, una alfombra a modo de “medallón central”, el aposento y simbólicamente el mundo, en su calidad de padisha o “señor del universo”. Viste lujosamente, con un caftán sin mangas y el gran turbante característico de los sultanes otomanos del siglo xvi. Se ven tres paredes del aposento, alegres y pintadas con una perspectiva rudimentaria. La ventana que el sultán tiene detrás da al jardín florido del palacio; las dos de las paredes laterales permanecen cerradas. El resto del aposento se decora con azulejerías, pintura que imita el mármol, dibujos en azul sobre blanco y tres vidrieras o qamariyyas, con un ciprés central.
De pie ante el sultán, y más abajo del estrado, aparecen dos jenízaros. Uno de ellos sostiene la espada real dentro de una bolsa de tela, y el otro una vasija esférica de oro, con cuello estrecho y tapadera convexa, que si no fuera un mero recipiente para el vino sería probablemente otro símbolo de la soberanía. Dos enanos reales entretienen al sultán, jugando al borde de un estanque alimentado por un surtidor central y seis caños dorados en forma de cabeza de animal.
Pero el punto focal de la miniatura está en la posición de la cabeza de Murad III y lo que hay sobre el escritorio del lado derecho. El sultán contempla absorto, admirado y visiblemente satisfecho, el códice que descansa sobre el cajón abierto del escritorio. En sus dos páginas abiertas se distinguen con claridad sendas ilustraciones con signos del zodiaco y sus decanatos, como las que ocupan los folios 8v a 30v del presente manuscrito. Al lado se ven otros libros, señal del refinamiento del sultán y sus inclinaciones literarias. El escritorio contiene también una caja, alta y dorada, que posiblemente encierra uno de aquellos relojes o ingenios mecánicos a los que tan aficionada era la realeza otomana, y que a menudo solicitaba como regalo a los embajadores europeos en Estambul.
Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
(Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)