Splendor Solis

f. 16v, Rey Viejo y Rey Joven


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A la izquierda de la miniatura, en primer plano, vemos a un rey, magníficamente ataviado, de rostro juvenil. El manto dorado del joven regente, forrado de piel clara en el cuello y en las anchas mangas, es excesivamente grande para su escasa altura y las insignias imperiales parecen sobredimensionadas: lleva una esfera de poder (poma) dorada en la mano izquierda, sobre la que se posa una paloma blanca de resplandecientes alas doradas; con la mano derecha, y apoyado contra el hombro, sostiene un largo cetro cuya punta está rodeada por siete estrellas; en la cabeza lleva una triple corona de oro, plata y hierro, como confirma el texto. El paisaje montañoso de alrededor deja al descubierto a la derecha una zona de pantanos y agua. Al fondo, medio hundido en el fango oscuro, se ve a un rey viejo, de vestimenta dorada y cabello y barba grises, ataviado con una corona de oro. Las manos del rey, a punto de ahogarse, se alzan en un gesto desesperado hacia el cielo, donde el dramatismo de la muerte se refleja en las nubes espesas y las trombas de agua que manan de ellas. En cambio, el cielo sobre el joven rey, iluminado por el sol y la estrella del alba, se nos muestra tranquilo y profundamente azul. La miniatura principal está rodeada por un marco decorado con flores dispersas, en cuyo zócalo figura un campo de color púrpura, flanqueado por dos escenas de lucha pintadas en grisalla en las que participan seres con piernas de macho cabrío: a la izquierda, la escena en que Caín mata a Abel, según el modelo de un grabado creado en 1524 por Lucas van Leyden y, a la derecha, Hércules, representado siguiendo un grabado de Alberto Durero.
La miniatura ilustra el antiquísimo mito de la muerte y la palingenesia, la redención y la reencarnación, que, como alegoría del «morir para ser» es de central importancia en la alquimia. A ello se refiere el texto del Splendor Solis correspondiente a esta imagen, remitiendo a Aristóteles, muy apreciado también entre los alquimistas, que a menudo se acogían a sus enseñanzas. Trasladada al contexto del laboratorio del alquimista, la imagen del viejo rey a punto de ahogarse representa la solution, la solución de la materia en líquidos acres «mercuriales». Las dos escenas marginales de la muerte de Abel y de la lucha de Hércules reflejan la temática de la miniatura principal. De hecho, tal y como señala Ethan Allen Hitchcock, el sabio Ireneo Filaleteo consideraba a la figura mitológica de Hércules como una suerte de patrón de la obra alquímica, consistente en restaurar la unidad mediante la conexión de partículas separadas. ¿Quiso quizá el pintor del Splendor Solis conceder un significado comparable a su miniatura con la escena secundaria de Hércules?    

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


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A la izquierda de la miniatura, en primer plano, vemos a un rey, magníficamente ataviado, de rostro juvenil. El manto dorado del joven regente, forrado de piel clara en el cuello y en las anchas mangas, es excesivamente grande para su escasa altura y las insignias imperiales parecen sobredimensionadas: lleva una esfera de poder (poma) dorada en la mano izquierda, sobre la que se posa una paloma blanca de resplandecientes alas doradas; con la mano derecha, y apoyado contra el hombro, sostiene un largo cetro cuya punta está rodeada por siete estrellas; en la cabeza lleva una triple corona de oro, plata y hierro, como confirma el texto. El paisaje montañoso de alrededor deja al descubierto a la derecha una zona de pantanos y agua. Al fondo, medio hundido en el fango oscuro, se ve a un rey viejo, de vestimenta dorada y cabello y barba grises, ataviado con una corona de oro. Las manos del rey, a punto de ahogarse, se alzan en un gesto desesperado hacia el cielo, donde el dramatismo de la muerte se refleja en las nubes espesas y las trombas de agua que manan de ellas. En cambio, el cielo sobre el joven rey, iluminado por el sol y la estrella del alba, se nos muestra tranquilo y profundamente azul. La miniatura principal está rodeada por un marco decorado con flores dispersas, en cuyo zócalo figura un campo de color púrpura, flanqueado por dos escenas de lucha pintadas en grisalla en las que participan seres con piernas de macho cabrío: a la izquierda, la escena en que Caín mata a Abel, según el modelo de un grabado creado en 1524 por Lucas van Leyden y, a la derecha, Hércules, representado siguiendo un grabado de Alberto Durero.
La miniatura ilustra el antiquísimo mito de la muerte y la palingenesia, la redención y la reencarnación, que, como alegoría del «morir para ser» es de central importancia en la alquimia. A ello se refiere el texto del Splendor Solis correspondiente a esta imagen, remitiendo a Aristóteles, muy apreciado también entre los alquimistas, que a menudo se acogían a sus enseñanzas. Trasladada al contexto del laboratorio del alquimista, la imagen del viejo rey a punto de ahogarse representa la solution, la solución de la materia en líquidos acres «mercuriales». Las dos escenas marginales de la muerte de Abel y de la lucha de Hércules reflejan la temática de la miniatura principal. De hecho, tal y como señala Ethan Allen Hitchcock, el sabio Ireneo Filaleteo consideraba a la figura mitológica de Hércules como una suerte de patrón de la obra alquímica, consistente en restaurar la unidad mediante la conexión de partículas separadas. ¿Quiso quizá el pintor del Splendor Solis conceder un significado comparable a su miniatura con la escena secundaria de Hércules?    

Jörg Völlnagel
(Historiador del Arte e investigador asociado de los Staatliche Museen zu Berlin)


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