Encabezando el núcleo del libro de horas, esto es, el pequeño oficio de la Virgen y, en concreto, maitines, aparece el pecado original, representado por Adán y Eva, ambos cubriendo su sexo, lo que indica que la transgresión se ha llevado a cabo. Entre ellos, el árbol de la ciencia del bien y del mal cargado de frutos dorados, en cuyo tronco se enrosca una serpiente con seno y rostro femeninos flanqueado por alas. El aspecto antropozoomórfico de la serpiente viene dado a través de una leyenda hebrea, incluida en el Libro de los Jubileos (hacia el año 100) y relatada también por Filón de Alejandría (hacia 15 a.C.-hacia 42 d.C.), según la cual, antes de la caída, todos los animales hablaban una sola lengua en el Paraíso, a lo que hay que añadir la exegesis cristiana en que se la describe «bajo forma de virgen» o «teniendo cabeza virginal». Las alas, posiblemente, pueden ser una referencia de las sirenas antiguas -aves con cabeza de mujer que seducían a los hombres con su voz-. Junto a los pies de los primeros padres, dos frutos dorados caídos. Debe destacarse el gesto de Eva, llevándose la mano derecha a la garganta -tradicionalmente más frecuente en Adán- y cómo el primer padre señala a su compañera como causante del pecado.