Libro de la Felicidad

f. 76r, La muralla de Gog y Magog


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Continuando con episodios de la vida de Alejandro Magno, la miniatura enfrentada a su búsqueda de la Fuente de la Vida ilustra una de sus mayores hazañas legendarias, la construcción de una colosal muralla de hierro para mantener a las poblaciones salvajes de Gog y Magog fuera del mundo civilizado.

La historia está incluida en el Corán en relación con la figura de Alejandro (sura 18, versículos 94-97, donde los pueblos se llaman Yuj y Majuj), pero representa uno de los más antiguos mitos de la dispersión de poblaciones y lenguas hasta los últimos confines del mundo. En el Génesis, Magog es uno de los hijos de Jafet (Gén 10, 2-5). En el Apocalipsis los pueblos de Gog y Magog serán seducidos por Satanás y harán la guerra contra la humanidad (Apc 20, 7-8).

La animada ilustración sigue el relato coránico, y es copia casi exacta de la miniatura correspondiente en el Kitab al-bulhan (f. 38r). Es curioso que el punto de vista adoptado por el artista le sitúe como si contemplara la escena desde dentro de las tierras de Gog y Magog. La muralla, hecha de planchas de hierro recubiertas de bronce fundido para darle una superficie tan lisa que sea imposible escalarla, está representada como una barrera de ladrillos de color lila, con la parte de arriba escalonada. Su enormidad queda de manifiesto por el tamaño diminuto de los habitantes de las tierras de Gog y Magog que aparecen en el primer término, cuatro subidos a una gran serpiente y otros siete intentando frenéticamente escalar la muralla o desgastarla lamiéndola con sus lenguas raspadoras. Su comportamiento salvaje explica que sea necesario tenerlos a raya.

Al otro lado de la muralla, el mundo civilizado se representa en la parte superior de la pintura como un paisaje rocoso y montuoso, con un gran árbol central y un cielo dorado. A derecha e izquierda dos jinetes hacen sonar instrumentos musicales, un tambor y una larga trompeta respectivamente. Su gran tamaño subraya una vez más la diferencia entre los mundos civilizado y salvaje. Según el relato, la música ruidosa frente a la muralla sirvió, una vez que el ejército de Alejandro se hubo retirado, para hacer creer a los salvajes de Gog y Magog que afuera permanecía una gran multitud guardando la barrera.

Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
 (Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)


f. 76r, La muralla de Gog y Magog

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f. 76r, La muralla de Gog y Magog

Continuando con episodios de la vida de Alejandro Magno, la miniatura enfrentada a su búsqueda de la Fuente de la Vida ilustra una de sus mayores hazañas legendarias, la construcción de una colosal muralla de hierro para mantener a las poblaciones salvajes de Gog y Magog fuera del mundo civilizado.

La historia está incluida en el Corán en relación con la figura de Alejandro (sura 18, versículos 94-97, donde los pueblos se llaman Yuj y Majuj), pero representa uno de los más antiguos mitos de la dispersión de poblaciones y lenguas hasta los últimos confines del mundo. En el Génesis, Magog es uno de los hijos de Jafet (Gén 10, 2-5). En el Apocalipsis los pueblos de Gog y Magog serán seducidos por Satanás y harán la guerra contra la humanidad (Apc 20, 7-8).

La animada ilustración sigue el relato coránico, y es copia casi exacta de la miniatura correspondiente en el Kitab al-bulhan (f. 38r). Es curioso que el punto de vista adoptado por el artista le sitúe como si contemplara la escena desde dentro de las tierras de Gog y Magog. La muralla, hecha de planchas de hierro recubiertas de bronce fundido para darle una superficie tan lisa que sea imposible escalarla, está representada como una barrera de ladrillos de color lila, con la parte de arriba escalonada. Su enormidad queda de manifiesto por el tamaño diminuto de los habitantes de las tierras de Gog y Magog que aparecen en el primer término, cuatro subidos a una gran serpiente y otros siete intentando frenéticamente escalar la muralla o desgastarla lamiéndola con sus lenguas raspadoras. Su comportamiento salvaje explica que sea necesario tenerlos a raya.

Al otro lado de la muralla, el mundo civilizado se representa en la parte superior de la pintura como un paisaje rocoso y montuoso, con un gran árbol central y un cielo dorado. A derecha e izquierda dos jinetes hacen sonar instrumentos musicales, un tambor y una larga trompeta respectivamente. Su gran tamaño subraya una vez más la diferencia entre los mundos civilizado y salvaje. Según el relato, la música ruidosa frente a la muralla sirvió, una vez que el ejército de Alejandro se hubo retirado, para hacer creer a los salvajes de Gog y Magog que afuera permanecía una gran multitud guardando la barrera.

Stefano Carboni
The Metropolitan Museum of Art
Conservador adjunto del Dpto. de Arte islámico
 (Fragmento del volumen de estudio del Libro de la Felicidad)


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